Recordamos la genialidad del gran pintor norteamericano que revolucionó al arte con obras que provocan contemplación y catarsis pura. 

Tomando las emociones humanas m&aacute;s puras y revelandolas a trav&eacute;s de obras que funcionan como un instrumento, Mark Rothko encontr&oacute; la manera de tomar el dolor,&nbsp;el miedo y los turbios pensamientos que estos causan&nbsp;para&nbsp;convertirlos en algo&nbsp;sublime. En L&#39;Officiel recorremos la trayectoria de este&nbsp;creador conocido como uno de los m&aacute;s grandes artistas que&nbsp;cambiaron&nbsp;los alcances del arte.

Marcus Rothkowitz naci&oacute;&nbsp;en 1903 en&nbsp;Letonia dentro de una familia jud&iacute;a que&nbsp;vivi&oacute; en carne propia el antisemitismo&nbsp;tan latente en la &eacute;poca. Esta situaci&oacute;n&nbsp;lo oblig&oacute; a emigrar a Estados Unidos llevando consigo&nbsp;los recuerdos de aquellas im&aacute;genes que vio durante su infancia como la escena de una fosa com&uacute;n, misma que acabar&iacute;a&nbsp;convirti&eacute;ndose en uno de los&nbsp;elementos inspiracionales que m&aacute;s tarde&nbsp;plasmar&iacute;a&nbsp;en sus reconocidas pinturas. Inteligente y anal&iacute;tico, el joven Rothko demostr&oacute; ser &nbsp;un&nbsp;gran estudiante, consigui&oacute; una beca en la Universidad de Yale, pero en su segundo a&ntilde;o decidi&oacute;&nbsp;mudarse a Nueva York y buscar una vida en el mundo del arte.

Retrato de Mark Rothko, 1961. Fotografiado por Kate Rothko / Cortes&iacute;a de Getty Images.

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Lleg&oacute; a estudiar por un tiempo en la escuela&nbsp;Art Students League, con Max Weber como maestro, quien&nbsp;ayud&oacute;&nbsp;a encaminarlo por esa&nbsp;ideolog&iacute;a tan transcendental que ten&iacute;a que expresar. Rothko comenz&oacute; a experimentar con diferentes estilos, elaborando obras con referencias de pintores como Milton Avery y Matisse. Sus primeras exhibiciones inclu&iacute;an&nbsp;paisajes, desnudos&nbsp;y retratos, todos con un estilo expresionista. En 1940 prob&oacute; con el surrealismo&nbsp;utilizando&nbsp;s&iacute;mbolos para expresar la tragedia humana inspirada por m&aacute;s personalidades del arte&nbsp;como Joan Miro y Max Ernst.&nbsp;Aqu&iacute; el artista continuaba desarrollando el mensaje&nbsp;detr&aacute;s de su obra y&nbsp;la posibilidad de hacer una conexi&oacute;n espiritual con su audiencia, en este momento ya estaba por recorrer&nbsp;el mundo del expresionismo abstracto.

Slow Swirl at the Edge of the Sea, 1944. Por Mark Rothko / Cortes&iacute;a del MoMA.

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Mark Rothko&nbsp;cre&iacute;a que era irresponsable seguir con corrientes art&iacute;sticas tradicionales en un mundo en donde hab&iacute;a tanta violencia e inestabilidad. Las poblaciones estaban bombardeadas&nbsp;por im&aacute;genes de las guerras que se estaban viviendo, pero entre tanto caos not&oacute; la carencia de espacio para lo emotivo. Lentamente desarroll&oacute; el cl&aacute;sico estilo por el que es conocido hoy en d&iacute;a, abandonado aquellos aspectos que podr&iacute;an provocar una narrativa, alguna referencia hist&oacute;rica espec&iacute;fica, una personificaci&oacute;n y&nbsp;todo aquello que los humanos ya conocemos para poder crear un espacio de contemplaci&oacute;n, cautivante&nbsp;y puramente emotivo. Los paneles de color de Rothko son manifestaci&oacute;n de la mente humana;&nbsp;en un mundo donde los colores en el arte normalmente ten&iacute;an un prop&oacute;sito narrativo, &eacute;l&nbsp;los utilizaba&nbsp;como un detonante cat&aacute;lisis de emociones. Su prop&oacute;sito siendo aquel de un abismo, en donde la gente se puede perder y de alguna manera encontrarse con s&iacute; mismo, &nbsp;en un encuentro directo&nbsp;con sus pensamientos,&nbsp;deseos&nbsp;y miedos.

El gran pintor explicaba que la pintura era una experiencia,&nbsp;&laquo;solo me interesa expresar las emociones humanas b&aacute;sicas: tragedia, &eacute;xtasis, perdici&oacute;n. La gente que llora ante&nbsp;mis cuadros est&aacute; teniendo la misma experiencia religiosa que yo tuve&raquo;.&nbsp;Con sus obras intentaba crear una atm&oacute;sfera en donde la gente se pudiera sumergir completamente, y flotar en su propia mente. Detallaba la manera en la que deb&iacute;an de ser expuestas sus obras para lograr el mejor resultado en el espectador: siempre en grupos, con luz baja, nunca mezcladas&nbsp;con obras de otros artistas. El resultado es aquel que ha sido descrito como un espejo del alma, obras que toman algo de ti y lo amplifican, regresandolo en una versi&oacute;n m&aacute;s potente, en las palabras de la colectora de arte Dominique de Menil, &laquo;las pinturas de Rothko evocan el tr&aacute;gico misterio de nuestra condici&oacute;n perecedera. El silencio de Dios, el insoportable silencio de Dios&raquo;. ​

Black on marron, 1958.&nbsp;Por Mark Rothko /&nbsp;Cortes&iacute;a museo Tate.

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La sensibilidad que le permit&iacute;a crear un ambiente tan intenso, tambi&eacute;n lo llevaba a naufragar en grandes depresiones. Describ&iacute;a a su arte como &laquo;un intento por proyectar una visi&oacute;n tr&aacute;gica&raquo;&nbsp;y su inter&eacute;s por ser comprendido parec&iacute;a crecer junto con su &eacute;xito, le causaba desesperaci&oacute;n sentir que la gente adquir&iacute;a sus obras como un elemento est&eacute;tico en lugar de conceptual. Ante el surgimiento y &eacute;xito del Pop Art, Rothko comenz&oacute; a sentirse alejado del mundo del arte, le parec&iacute;a que la gente estaba perdiendo el v&iacute;nculo emotivo que llevaba a una apreciaci&oacute;n de la pintura de una manera espiritual y profunda, aquello que le daba sentido a su mundo. En&nbsp;1968, sufri&oacute; un aneurisma de aorta y su doctor le prohibi&oacute; trabajar en cuadros grandes, separ&aacute;ndolo del tipo de obra a la que le dedicaba su vida. Sin carta de despedida fue hallado sin vida una ma&ntilde;ana el 1970, se hab&iacute;a suicidado, una muerte que muchos llaman ser su &uacute;ltima obra. Mark Rothko revolucion&oacute;&nbsp;el arte,&nbsp;borrando los l&iacute;mites y las reglas,&nbsp;dej&oacute;&nbsp;aquellas obras maestras que se convierten en una experiencia,&nbsp;capaces de revelarnos a nosotros mismos.&nbsp;

Retrato de Mark Rothko, 1964. Fotograf&iacute;ado por Alexander Liderman / Cortes&iacute;a de Biblioteca de Getty.

5 minutos para conocer a Mark Rothko

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