Entrevista: Daniel Garza-Usabiaga
La semana pasada se anunció tu salida de la feria de arte Zona Maco de manera oficial, ¿puedes contarnos más sobre esto y los proyectos en los que estás trabajando actualmente?
Desde el año pasado empecé a recibir muchas comisiones de exposiciones pero sobre todo de investigación que me han pedido instituciones fuera de México, como el museo Hamburger Bahnhof de Berlín o el Museo de Arte Moderno de Varsovia. Además estoy haciendo proyectos para editoriales como Routledge y a finales del 2018 publicaré mi segundo libro en México: una colección de ensayos sobre arte y arquitectura en México durante la Guerra Fría.
Suena a mucho trabajo...
Sí. La investigación histórica es lo que más me llama la atención pero requiere mucho tiempo. Así que decidí enfocarme más a eso y dejar la dirección artística de Zona Maco pero aún estoy en contacto con el equipo. Estamos en un proceso de transición y aún estoy yendo a la oficina, apoyando a Tania Ragasol (la nueva directora artística de la feria). En la próxima edición, en febrero, estaré ahí.
¿Qué hace exactamente el director artístico de una feria como Zona Maco?
Es el encargado de manejar la relación con las galerías, también diseña el programa de conferencias, los eventos que habrán en el marco de la feria, y articula los programas de visitantes y coleccionistas. La selección de los participantes la hace un comité pero tenemos que estar al pendiente de que el montaje esté bien y proponemos artistas para iniciativas como la de arte público, que Zona Maco comenzó a realizar desde el año pasado.
¿Qué implica el manejo de la relación con las galerías?
Entre otras cosas, sugerirles a los galeristas qué piezas funcionarían de acuerdo al mercado mexicano. Ver qué puede ser atractivo tanto para los coleccionistas como para las instituciones, porque una parte importante de la feria son las relaciones institucionales que pueden hacerse a través de curadores o directores de museos. También nivelar las propuestas que mandan, porque puede que las galerías vayan a la feria con muchos o pocos artistas y se busca un equilibrio.
Dicen que el peor lugar para ver arte es una feria…
No lo creo. Creo que es una dinámica distinta. En ese caso diría que también el museo es bastante incómodo para ver arte, tiene sus propias dinámicas. A mí, en lo personal, me gustan las ferias.
¿Cuál era el estado de Zona Maco cuando llegaste y cómo la dejas?
La feria ya llevaba más de 10 años cuando llegué y es una organización que funciona, se le tenía que dar continuidad a lo que en su momento Pablo del Val (anterior director artístico de la feria) hizo y que funcionaba. Esta entrega (a Tania Ragasol) se hace en buenas circunstancias.
¿En qué sentido?
2018 será una feria muy parecida en escala a la de 2017 con galerías muy fuertes, las mismas secciones de la feria y con algunos curadores nuevos. Será la primera vez que Zona Maco Sur tenga una curadora mujer, la brasileña Kiki Mazzucchelli.
¿Qué logros destacas de tu participación en la feria?
Lo que más satisfacción me da de estos dos años fue haber trabajado con el equipo y que entre todos pudiéramos armar una feria que mejoró en calidad de galerías, incrementó el número de asistentes y logró tener conferencias y actividades interesantes.
¿Cómo cuáles?
Por ejemplo, el año pasado, junto con el Getty Research Institute hicimos un performance con Regina José Galindo. Nunca antes se había hecho algo así y creo que le dio algo especial. Hace dos años también hubo un performance de Radamés “Juni” Figueroa quien tocó algo de rock en la feria, esas cosas hicieron que saliéramos de lo convencional. De repente hay algo inesperado o que no se limita a la dinámica tradicional de una feria de arte.
En ferias como Art Basel o TEFAF Maastricht la mayor parte de las ventas ocurren incluso antes de que se inauguren al público en general, ¿la dinámica es similar en Zona Maco?
Los primeros días de ventas son muy importantes. Aquí muchas cosas se cierran hasta el final, es algo muy particular de la feria de México. Eso no pasa mucho en otros lados. Es algo bueno. Le permite a la gente pensar más sobre las piezas. En muchas ferias, los galeristas venden en los primeros dos días y saben que el resto es solo la presencia de su booth. Aquí en México pueden haber sorpresas gratas hasta el último día.
En estos años estuviste muy involucrado con el mercado del arte local, ¿cuál es tu perspectiva ahora?
Creo que en algunos aspectos sigue siendo un mercado conservador, en el sentido de que se compran piezas que representan una inversión segura. Ceo que faltaría un poco más de riesgo: comprar más a artistas jóvenes. También falta mucho coleccionismo institucional, sobre todo en la parte del Estado y creo que la feria es básica para el mercado. Durante esas fechas el mercado se expande con la llegada de coleccionistas extranjeros que vienen principalmente a buscar artistas locales.
¿Qué hay de los coleccionistas locales?
La creación de nuevos coleccionistas es algo que tiene que estimularse. Eso no solamente es competencia de la feria, sino de las galerías y de mucha gente que está involucrada en el gremio. Los curadores y los mismos artistas tienen que incentivar eso, se tiene que aumentar. Por un lado tiene que ser mayor la cultura del coleccionismo y tiene que ser más especializada.