¿Tu celular te está haciendo envejecer?
¿Qué es la luz azul?
Además de ser emitida naturalmente por el sol, se encuentra en la iluminación artificial que nos rodea: en los televisores, celulares, tablets, así como en la mayoría de los focos LED. Esta luz ha sido la causante de ojos irritados, insomnio, mala memoria e incluso ha sido asociada con la interrupción del ritmo circadiano. Un estudio publicado en The Lancet Psychiatry examinó a alrededor de cien mil personas de mediana edad y descubrió que las más afectadas con patrones de sueño alterados, son aquellas que utilizan sus celulares a media noche o que no dejan de utilizarlo por lo menos una hora antes de acostarse.
Y aunque todavía no está científicamente comprobado que llegue a producir enfermedades graves, es un hecho que en la industria de la belleza desató un cambio, y cada vez más marcas de cosméticos demuestran su interés por crear productos que protejan a la piel de la luz de los teléfonos y computadoras.
¿De qué forma afecta a la piel?
Al momento no existe información precisa y respaldada por la ciencia sobre todas las afectaciones que puede llegar a tener sobre la piel, sin embargo, se sabe con certeza que provoca: inflamación, enrojecimiento y que las células de la piel entren en un proceso oxidativo y liberen radicales libres que inducen a las células que producen el color de la piel, llamadas melanocitos, a producir más pigmento, por lo que la luz azul podría llegar a manchar la piel, a empeorarla o incluso a desencadenar hiperpigmentación en personas propensas.
Además, «al momento en que las células entran en un proceso oxidativo, las fibras de colágeno pueden llegar a verse afectadas, cuestión que los expertos están investigando actualmente para comprobar que esto provoque un envejecimiento prematuro», comenta la cirujana dermatóloga María Barrera. En caso de ser positivo, la luz azul podría incluso contribuir con la pérdida de firmeza y elasticidad.
¿Cómo evitarlo?
Es indispensable proteger la piel con protectores y pantallas solares que sirven contra los rayos UV. Los componentes más comunes o convencionales son el dióxido de zinc o dióxido de titanio, que nos protegen de los rayos UVB y UVA. Estos ayudan contra la luz visible siempre y cuando sus partículas sean más gruesas y puedan rebotar la luz. El óxido de hierro también es un gran agente auxiliar, el cual se puede encontrar generalmente en protectores solares con color y en hidratantes.
Hoy en día se recomienda llevar una dieta rica en antioxidantes y en ácidos grasos para reducir y tratar contra la inflamación y radicales libres de la contaminación. «En la actualidad se están haciendo estudios sobre la veracidad de varios hechos, como el de que ciertas combinaciones de antioxidantes ayudan a disminuir el daño que produce la luz visible. Queda un camino largo por recorrer para comprobar todas las teorías, pero algunos ya lo están logrando», concluye la doctora María Barrera.