Hoy abre sus puertas The Woodward en Ginebra y te decimos el por qué visitar este hotel
La visión meticulosa del arquitecto y diseñador de interiores Pierre-Yves Rochon le dio una nueva vida al edificio post-Haussmann de 1901, ahora convertido en un espacio turístico que lo tiene todo: experiencias gastronómicas de clase mundial en L'Atelier Robuchon y Le Jardinier, un destino de bienestar inigualable en Club Woodward y tratamientos relajantes en Guerlain Spa.
The Woodward pertenece a una nueva clase de hoteles que se sienten más como una casa privada que un hotel convencional, y esto lo convierte en un punto de encuentro social por excelencia en Ginebra. «Estamos encantados de abrir las puertas de The Woodward en una ciudad tan vibrante y significativa como Ginebra. Esta nueva joya de la colección, nuestro primer hotel en Suiza, logra el equilibrio perfecto entre brindar la cálida y auténtica hospitalidad por la que nuestros Masterpiece Hotels son amados, al tiempo que celebra una nueva era para esta clase de hoteles urbanos íntimos: el 'gran hotel boutique '. Los valores de nuestra empresa de espíritu familiar, elegancia y amabilidad genuina darán vida a este edificio icónico una vez más y garantizarán que los huéspedes se sientan rápidamente como en casa en el lago de Ginebra», comenta Timo Gruenert, CEO de Oetker Collection.
Cada una de las 26 suites es diferente, pero todas comparten una armoniosa paleta de colores neutros que contrasta con tonos de azul y la gran mayoría ofrecen una vista completa del lago. Su diseño entrelaza la modernidad y la arquitectura de la Belle Époque, evocando al mismo tiempo un espíritu clásico y contemporáneo. Su intención es ser un destino internacional pero, a la vez, profundamente suizo. «Lo que hace que este hotel sea tan único es su ubicación, con la vista despejada del lago, su arquitectura del siglo XIX y la amplitud de sus suites. El Woodward es muy diferente de la mayoría de los hoteles contemporáneos, es una residencia de prestigio», comenta el arquitecto del proyecto, Pierre-Yves Rochon, y nosotros no podríamos estar más de acuerdo con él.