Un lugar que se siente como en casa, pero mejor.

Hyatt Ziva Puerto Vallarta brinda a sus hu&eacute;spedes&nbsp;seguridad gracias a iniciativas como Playa Safe Stay,&nbsp;pero ofrece algo mejor: ganas de regresar.

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Hay un g&eacute;nero literario que pocos investigadores tienen en&nbsp;cuenta a la hora de elegir un&nbsp;tema para su tesis, pero que&nbsp;resulta tan fascinante como&nbsp;cualquier oda medieval o una novela perdida de Marcel Proust: la promoci&oacute;n tur&iacute;stica compuesta por los antiguos folletos, los&nbsp;textos corporativos de las grandes cadenas&nbsp;hoteleras y las descripciones que acompa&ntilde;an&nbsp;a una galer&iacute;a de im&aacute;genes en las p&aacute;ginas&nbsp;web, que suelen incluir descripciones como&nbsp;esta:&nbsp;&laquo;swim-up,&nbsp;piscinas privadas, una variada y singular gastronom&iacute;a y muchas m&aacute;s&nbsp;amenidades lo esperan en Hyatt Ziva Puerto&nbsp;Vallarta: el escenario perfecto para quienes&nbsp;buscan un escape rom&aacute;ntico, una convivencia&nbsp;familiar o celebrar una ocasi&oacute;n especial&raquo;.

Lo&nbsp;cierto es que, este ejemplo concreto, no ha&nbsp;sido seleccionado al azar, sino que ilustra a la&nbsp;perfecci&oacute;n uno de los pilares de mi frustrada&nbsp;tesis sobre el g&eacute;nero tur&iacute;stico: no hay nada&nbsp;m&aacute;s emocionante que vivir un hotel &mdash;descubrirlo desde que llegas al lobby para hacer&nbsp;el check-in, saborear su comida, conocer al&nbsp;servicio y elegir tu coctel favorito, contemplar&nbsp;una puesta de sol memorable y sentir las&nbsp;primeras llamas de ese flechazo que se experimenta cuando sientes que un lugar no es&nbsp;s&oacute;lo un escenario, sino tambi&eacute;n un personaje&nbsp;con sus propias emociones&mdash; y, sin embargo,&nbsp;menos emocional que la f&oacute;rmula empleada&nbsp;para publicitar las virtudes de un hotel.

En el caso del Hyatt Ziva Puerto Vallarta lo&nbsp;primero que llama la atenci&oacute;n es el toque&nbsp;humano. En la actualidad, eso es lo que distingue a un hotel de lujo de otro en el que,&nbsp;simplemente, duermes. Aqu&iacute;, no te sientes&nbsp;como un hu&eacute;sped, sino como un invitado,&nbsp;parte de una familia compuesta no por un&nbsp;staff, sino por personas con nombre propio&nbsp;cuyo trabajo consiste en hacerte sentir no&nbsp;como en casa, sino mil veces mejor.

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Aunque hay 335 suites con vistas al mar, no&nbsp;tienes en ning&uacute;n momento la sensaci&oacute;n de&nbsp;estar en un resort multitudinario, sino todo lo&nbsp;contrario: un oasis hecho a la medida donde&nbsp;es posible desconectar, dejar el reloj y la&nbsp;agenda a un lado y concentrarse en lo que&nbsp;importa: el color de un cielo que vira del azul&nbsp;m&aacute;s profundo a unos tonos, entre melocot&oacute;n,&nbsp;malva y magenta, que parecen extra&iacute;dos de&nbsp;un lienzo fauve; el sabor de un pescado fresco&nbsp;elaborado al momento con ingredientes locales &mdash;hay cuatro restaurantes, con una opci&oacute;n&nbsp;internacional, y&nbsp;food carts; adem&aacute;s de cinco&nbsp;bares&mdash; y las notas del vino; el sonido de las&nbsp;olas, que llega desde la playa hasta tu suite&nbsp;(las hay con piscina privada); el lomo de una&nbsp;ballena, en plena temporada, emergiendo&nbsp;del mar mientras el sol sale y ti&ntilde;e de dorado&nbsp;un d&iacute;a que promete ser mejor a&uacute;n que el&nbsp;anterior...

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Hay tantos momentos &uacute;nicos que&nbsp;se pueden vivir aqu&iacute; que resulta muy dif&iacute;cil&nbsp;traducir todas esas emociones &mdash;porque eso&nbsp;es un hotel: recuerdos, vivencias y, s&iacute;, esa&nbsp;palabra tan devaluada, experiencias&mdash; en una&nbsp;fr&iacute;a lista de servicios y amenidades que, sin&nbsp;duda, cumplen su funci&oacute;n en una web o un&nbsp;press-release, pero no en una cr&oacute;nica escrita&nbsp;con la intenci&oacute;n de que quien la lea pueda&nbsp;experimentar lo que sentimos: que la vida&nbsp;puede &mdash;y debe&mdash; mejor que la rutina. Como&nbsp;lo es en Hyatt Ziva Puerto Vallarta.

El paraíso que guarda Hyatt Ziva Puerto Vallarta

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