Calista: piezas de joyería mexicana para recibir un nuevo comienzo
Existe una verdad sencilla que separa el principio del final, una que esconde el vínculo entre la luz y oscuridad, la vida y la muerte. Aquella relación oculta describe el complejo ciclo del universo, cuya explicación rebasa cualquier comprensión basada meramente en lo tangible o evidente.
Los humanos hemos sido testigos de fenómenos que parecen ser excepcionalmente mágicos y al mismo tiempo, innegablemente naturales. Momentos sin explicación, que inevitablemente nos llevan al siguiente capítulo de nuestra historia. Las hermanas detrás de la marca de joyería Calista, Laura y Regina Hernández, no los recuerdan en su nueva colección: Bennu.
No es casualidad que desde la cultura egipcia, nuestros orígenes pudieran ser explicados con leyendas como la del Bennu, el alma de Ra, dios del sol. Uno de los símbolos más importantes dentro de la mitología, era representado a través de un ave que lograba el canto más bello justo antes de arder en llamas para renacer de sus cenizas. Lo mismo ocurre con el sol, que cada noche muere para dar paso a la oscuridad, no antes de destellar con la luz más hermosa antes del ocaso.
Se entiende que en ese proceso de resiliencia, la fuerza más poderosa es una energía que no se ve, sino se siente. Partiendo de aquello, las creativas detrás de la marca de joyería mexicana, reconocen el poder del renacer, resurgir y renovar. Su nueva colección, retoma el profundo significado del Bennu y lo traducen en un presente, donde los nuevos comienzos no solo son necesarios: son inevitables.
Ahora, es momento de levantarse y «ascender en brillo». La oración perfecta para dos espíritus en libertad que buscan una renovación a través de piezas de joyería; el proceso creativo de las hermanas Hernández trata en esencia del valor de saber recrearse.
Calista rescata los elementos de Bennu: su forma de garza real, un pico alargado, cresta y plumaje rojo y dorado. Las piezas son creadas artesanalmente en México, en latón y chapa de oro de 22 quilates, con piedras de coral rojo y lapizlazuli. Un primer drop de diez piezas está conformado por: aretes, earjacket, collares y anillos, que recuerdan la belleza del canto del ave, los mágicos colores de un atardecer o un sol naciente en el desierto.
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