Un pequeño pueblo de Francia crea la tela de la clásica polo de Lacoste. Nos tomamos una tarde para visitarla y conocer el proceso de producción.

A dos horas hacia el sureste de Par&iacute;s, en el pueblo de Troyes, se encuentra la f&aacute;brica principal de Lacoste, la m&aacute;s importante de las seis&nbsp;que mantiene en Francia. Aqu&iacute;, la marca que fund&oacute; Ren&eacute; Lacoste en los a&ntilde;os 30 se enfoca a producir la tela piqu&eacute; con la que se construye la emblem&aacute;tica polo L.12.12. (L por Lacoste, 1 por el piqu&eacute;, 2 por el modelo de manga y 12 por las primeras versiones).

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A nuestra llegada a la f&aacute;brica conformada por tres bodegas grandes, la encargada del taller nos da la bienvenida para empezar la visita que nos mostrar&aacute; todo el proceso de elaboraci&oacute;n. Dividido en diferentes etapas (y bodegas), la primera parada muestra la fabricaci&oacute;n de la tela, proceso que es de suma importancia para Lacoste, ya que en lugar de comprar telas con un distribuidor externo, la firma crea sus propias materias primas y se asegura de contar con los colores exactos.

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Al entrar, es similar a cualquier f&aacute;brica textil. Pueden verse m&uacute;ltiples m&aacute;quinas circulares que se usan com&uacute;nmente para tejer jersey y piqu&eacute;. Alrededor de estas m&aacute;quinas hay carretes de hilo color blanco conectados a estas, para que se tejan y se forme una especie de cilindro de tela de varios metros que posteriormente se pintar&aacute; de acuerdo a la paleta de colores cl&aacute;sicos (blanco, negro, verde, amarillo, naranja, rojo, gris, rosa, caf&eacute; y azul marino) y a los que el equipo de dise&ntilde;o elija para la nueva temporada. Eso es en caso de que la producci&oacute;n sea de piezas de color liso; si se trata de una producci&oacute;n con estampados o con l&iacute;neas de diversos colores, el proceso es diferente. Se deben unir las telas de diferentes colores a m&aacute;quina para despu&eacute;s sacar el patr&oacute;n de la polo. A pesar de que podr&iacute;a pensarse que la producci&oacute;n de una marca reconocida internacionalmente ser&iacute;a masiva, en el caso de Lacoste, la atenci&oacute;n a la calidad y a cada detalle es indispensable. De las treinta millones de unidades que el grupo produce al a&ntilde;o, 600,000 se fabrican en los seis talleres de Francia. Durante el recorrido, vemos a una se&ntilde;ora revisando muestras de los rollos de piqu&eacute; liso a contraluz, mientras otra revisa un rollo &ldquo;a rayas&rdquo;, asegur&aacute;ndose de que que el bloque de color azul marino mida lo mismo que el de color verde. &ldquo;Si existe un defecto en la tela, es decir, si tiene otro color o si no est&aacute; bien tejida, se descarta ese lote de producci&oacute;n&rdquo;, nos dice la encargada.

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En la siguiente estaci&oacute;n, un equipo detr&aacute;s de una computadora calcula los metros disponibles de tela y cu&aacute;ntas polo podr&iacute;an salir de cada una. A partir de este momento, el proceso se vuelve m&aacute;s interesante. Es aqu&iacute; donde entra la participaci&oacute;n de un grupo de 30 mujeres que han dedicado (en su mayor&iacute;a) toda una vida a crear polos de Lacoste. Distribuidas en diferentes mesas, con m&aacute;quinas de coser, cada grupo tiene una funci&oacute;n espec&iacute;fica y de ellos depende que todo salga correctamente. Mientras escuchan la radio, o hablan entre ellas, o simplemente se a&iacute;slan con sus aud&iacute;fonos; algunas cosen las mangas, otras colocan los cuellos, cosen los botones o la etiqueta o bien, colocan el peque&ntilde;o cocodrilo verde del lado izquierdo de la prenda. Si la polo fue ordenada por internet y requiere un proceso de personalizaci&oacute;n, existe una persona encargada de supervisar que todo concuerde con la petici&oacute;n del cliente. Cuando las playeras est&aacute;n finalizadas, entonces es tiempo de revisar, planchar y empaquetar para que salgan a distribuci&oacute;n. Con esta y las otras cinco f&aacute;bricas ubicadas en el pa&iacute;s, la marca busca impulsar lo &ldquo;hecho en Francia&rdquo; y promover la producci&oacute;n local. &ldquo;Respetamos mucho la mano de obra. Algunas de estas mujeres han estado en Lacoste por m&aacute;s de 30 a&ntilde;os. Son apasionadas de su oficio y su talento es &uacute;nico&rdquo;. Para seguir contando con las mejores manos, crearon una academia textil dentro de la f&aacute;brica de Troyes, para reclutar a 100 personas que est&eacute;n interesadas en el oficio de confecci&oacute;n, por medio de dos convocatorias al a&ntilde;o (en un periodo de tres a&ntilde;os). Nuestra visita termina y despu&eacute;s de esto, es dif&iacute;cil ver una polo de la misma manera. &ldquo;Lacoste busca mantener un juego justo en su producci&oacute;n, tal como lo hac&iacute;a Ren&eacute; en las canchas de tenis&rdquo;, concluye la jefa del taller.

En el interior de la fábrica de Lacoste

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