¿Qué nos depara el futuro de la industria de la moda? Una ropa más racional, más humana y más solidaria. Somos lo que vestimos.

&laquo;El mundo entero puede cambiar de la noche a la ma&ntilde;ana&raquo;. Leo Mac&iacute;as, la protagonista de La flor de mi secreto, ten&iacute;a raz&oacute;n: no s&oacute;lo el mundo, la industria de la moda, pueden cambiar de la noche a la ma&ntilde;ana. Un ejemplo: la noche del 24 de febrero de 2011, todo cambi&oacute; no s&oacute;lo para John Galliano, detenido por proferir insultos antisemitas en una terraza en Les Halles (en la que yo mismo he estado unas cuantas veces, no lanzando insultos xen&oacute;fobos&hellip; pero tampoco en mis cinco sentidos) a una pareja de turistas &mdash; a quienes en el video que sigue en YouTube se les escucha partirse de la risa, todo sea dicho&mdash;; el cambio fue tanto para Galliano como para toda la industria.

Tras su defenestraci&oacute;n y, poco despu&eacute;s, el suicidio de Alexander McQueen, dos hechos que la periodista Dana Thomas relaciona en Dioses y Reyes (editorial Superflua), la industria de la moda dijo basta al fen&oacute;meno del dise&ntilde;ador-estrella y apost&oacute; por otro perfil, bastante m&aacute;s modosito: chicos como Alexander Wang, que dur&oacute; apenas tres a&ntilde;os al frente de Balenciaga (2012-2015), o como Raf Simons (otros tres a&ntilde;os en Dior, aunque result&oacute; que ten&iacute;a bastante m&aacute;s car&aacute;cter del que cre&iacute;an en un principio), que garantizaban resultados mientras segu&iacute;an un fren&eacute;tico calendario de colecciones.&nbsp;

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Lo cierto es que, desde entonces, como se&ntilde;ala la propia Dana Thomas, la creatividad se vio suplantada por los n&uacute;meros. Una colecci&oacute;n que no llegase a los objetivos de crecimiento (en algunos casos de dos d&iacute;gitos) impuestos por los departamentos de marketing de las casas, no por la direcci&oacute;n creativa, era una espada de Damocles que pocos dise&ntilde;adores verdaderamente creativos pod&iacute;an soportar sin estallar por alg&uacute;n lado. Karl Lagerfeld se rio de la debilidad de muchos de sus colegas, pero es que el K&aacute;iser no era humano, sino bi&oacute;nico. Porque lo cierto es que muchos dise&ntilde;adores denunciaron que la presi&oacute;n psicol&oacute;gica era pr&aacute;cticamente insoportable.

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Otro ejemplo: la crisis del COVID. Las marcas se encontraron de pronto con que las tiendas estaban cerradas a cal y canto durante meses, que las ventas en China cayeron en picado y que se abr&iacute;a un nuevo escenario &laquo;de la noche a la ma&ntilde;ana&raquo;&nbsp;que, para muchos, resultaba apocal&iacute;ptico.

Sin embargo, la industria se ha puesto las pilas y el a&ntilde;o acaba con un aumento de ventas en Asia, un incremento de ventas de 13 puntos en la moda online (seg&uacute;n un estudio de McKinsey) y dos modelos de desfiles, los presenciales y los digitales, que conviven armoniosamente. En la &uacute;ltima Semana de la Moda de Par&iacute;s, Herm&egrave;s present&oacute; f&iacute;sicamente sus propuestas en un &laquo;mensaje de optimismo, calma y belleza&raquo;&nbsp;mientras Loewe apostaba por otro formato porque, tal y como se&ntilde;alaba el propio director creativo de la casa espa&ntilde;ola de lujo, J. W. Anderson, &laquo;no podemos estar donando dinero a la sanidad [cosiendo cubrebocas] y, al mismo tiempo, formar parte del problema&raquo;.

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Si el mundo y la industria pueden cambiar de la noche a la ma&ntilde;ana, &iquest;qu&eacute; nos depara el futuro inmediato? Nuevos desaf&iacute;os y nuevos retos, muchos de ellos claramente optimistas, pero tambi&eacute;n con los pies firmemente asentados en la tierra, con gui&ntilde;os a lo local, con planteamientos realistas que tratan de conciliar creatividad y negocio de una manera m&aacute;s racional, pero tambi&eacute;n m&aacute;s humana. Es lo que adelanta la propia Dana Thomas en su libro Fashion&oacute;polis, que este a&ntilde;o ha editado de nuevo Superflua en espa&ntilde;ol (por favor, &iquest;para cu&aacute;ndo la distribuci&oacute;n de esta peque&ntilde;a editorial espa&ntilde;ola de moda en M&eacute;xico? &iexcl;Urge!).

Si Dioses y Reyes era casi un r&eacute;quiem por una concepci&oacute;n de la moda que pertenece al pasado, en este libro la periodista brit&aacute;nica lanza un mensaje de esperanza: la moda contempor&aacute;nea, sobre todo en tiempos post-COVID&nbsp;(aunque el libro fue escrito antes del Apocalipsis) ser&aacute; m&aacute;s sostenible, m&aacute;s eficiente y m&aacute;s &eacute;tica o no ser&aacute;. Es decir: sin &eacute;tica no hay est&eacute;tica. Am&eacute;n.

Cha-cha-changes: no hay estética sin ética (y viceversa)

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