La colección Gucci de la que todos están hablando
Las icónicas rayas de Adidas impregnan la más reciente propuesta de Alessandro Michele.
Cuando se menciona el nombre Alessandro Michele, una explosión de color y texturas con un toque rupturista es de esperarse. Y porque nadie nos sumerge en un realismo mágico como el diseñador eternamente obsesionado con el mundo paralelo de encanto, simbolismos y fantasía; el armario Gucci otoño / invierno 2022 para mujer y hombre vuelve a ser el epitome de un universo lleno de significados, donde las rayas de Adidas coquetean con la extravagancia seductora de la firma de lujo italiana.
Gucci Exquisite se presentó de una atmósfera eufórica, donde espejos que desfiguran la realidad, luces de discoteca y el mundo de Michele se fusionaron en una invitación casi irresistible a bailar en el momento que sonó la melodía de Smalltown Boy de The Age of Consent, con sus aires energéticos de synth pop ochentero. Mientras los modelos, entre ellos la mexicana Karime Bribiesca, caminaban junto a su reflejo distorsionado en un juego de apariencias, la visión del director creativo cobró vida para encarnar el juego fantasmagórico de la naturaleza de la moda como un espejismo.
Para el diseñador, el vestir es un arte que replica la identidad; no obstante, aquel reflejo también puede distorsionarse con todos los efectos ilusores que deforman la percepción. «A través de estas intervenciones, celebro la ropa como verdaderos laboratorios ópticos: máquinas mágicas que pueden dar a luz cuentos de hadas de metamorfosis y reencantamiento», dijo el creativo. Aquella premisa, que usa el espejo como metáfora, se disfraza del uniforme de la contemporaneidad a través de la estética del athleisure, dando origen a una colección bautizada por el público como «Guccididas».
Con esta propuesta que hace eco a los tintes retro de los años 70 presentados para primavera / verano 2022, Michele deja su sello en el legado del sportswear reimaginando los códigos de la emblemática marca alemana sobre tejidos de punto, abrigos, trajes hechos con textiles deportivos de todos los colores, un conjunto de corset y guantes o incluso un vestido gótico con aires nupciales.
Un abrigo enorme de piel sobre un bodysuit lencero, gorras de dos viseras, cuellos cubiertos de estoperoles, bolsas amplias, gorras de aviador como las que usaba Amelia Earhart y un look que podría ser la perdición de Richie Tenenbaum. En un universo donde la realidad precisa se convierte en mito y el alter mundus fantástico en realidad, la ropa se reviste con el encantamiento de posibilidades infinitas... un mundo donde una capa con aquellas tres hojas de trébol icónicas sería un básico en el clóset de la realeza.