En su transformación de prenda interior a básico indiscutible: el cine, una vez más, jugó un papel definitivo.

En su transformaci&oacute;n de prenda interior a b&aacute;sico indiscutible el cine, una vez m&aacute;s, jug&oacute; un papel definitivo.&nbsp;Fue Brando en Un tranv&iacute;a llamado deseo. Corr&iacute;a el a&ntilde;o 1951 y hasta ese momento los hombres s&oacute;lo utilizaban las camisetas en clave de prenda interior. Y ah&iacute; estaba el actor, en versi&oacute;n enorme de pantalla de cine, interpretando al violento personaje de Stanley Kowalski con una camiseta vieja y sudada. Era, m&aacute;s o menos, como si se hubiera plantado ante los espectadores en calzoncillos.

El caso es el shock inicial pronto se convirti&oacute; en deseo, pero de imitar. El look del personaje lleg&oacute; a las calles a trav&eacute;s de los adolescentes, que se pon&iacute;an camisetas como signo de rebeld&iacute;a, y la idea se reforz&oacute; en el 55 con el <a href="https://www.lofficielmexico.com/man/5-minutos-conocer-james-dean">James Dean</a> de Rebelde sin causa.&nbsp;

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A las mujeres nos cost&oacute; un poco m&aacute;s. La camiseta no se convirti&oacute; oficialmente en parte del armario femenino hasta que las hippies, con sus vaqueros rotos y su melena hasta la cintura, la hicieron parte de su uniforme. En los 70 ya era un b&aacute;sico imprescindible, y adquiri&oacute;, de nuevo, tintes contestatarios. A las camisetas de grupos musicales se sumaron las de car&aacute;cter activista o pol&iacute;tico, y las marcas pronto descubrieron que era la prenda ideal para promocionarse. Decarnin para Balmain primavera / verano 2011.

Katharine Hamnett fue la primera dise&ntilde;adora de moda que las introdujo en sus colecciones a principio de los 80. Despu&eacute;s vendr&iacute;an todos los dem&aacute;s: Vivienne Westwood, Jean Paul Gautier, <a href="https://www.lofficielmexico.com/moda/historia-franco-moschino">Franco Moschino</a>&hellip; la camiseta de firma se extendi&oacute; tan r&aacute;pidamente que hasta las m&aacute;s cl&aacute;sicas maisons parisinas (como Dior o Chanel) crearon las suyas propias. Pero el verdadero fen&oacute;meno vino con las que Decarnin dise&ntilde;&oacute;, a golpe de rotos e imperdibles, para Balmain de 2006 a 2011. Nunca una camiseta se hab&iacute;a pagado a un precio que pod&iacute;a llegar a superar los mil euros. Y se vend&iacute;an solas.

Una pequeña historia de la camiseta

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