Cinco años después de Río, la estrella de la portada digital de L’Officiel de julio de 2021,
Sydney McLaughlin, está de regreso para ir por la medalla olímpica; esta vez, como
embajadora de Tag Heuer, con un nuevo entrenador y una fresca perspectiva ante la vida.

FOTOGRAF&Iacute;A Nino Mu&ntilde;oz 
ESTILISMO Danielle Goldberg

Cuando la pandemia alter&oacute; y suspendi&oacute; temporalmente la vida, las actividades en casa como el te&ntilde;ido tie-dye, los tutoriales para hacer masa madre y las series de televisi&oacute;n sobre historias en la era de la Regencia, marcaron el comienzo de una experiencia desconcertante y extra&ntilde;amente unificadora mientras esper&aacute;bamos colectivamente nuestro momento, encerrados en las cuatro paredes de nuestra casa. Pero para Sydney McLaughlin, una atleta ol&iacute;mpica de pista y campo, que necesita seguir un riguroso plan de entrenamiento de seis d&iacute;as a la semana que abarca once meses al a&ntilde;o, no hubo pausa. No hubo descanso. &laquo;Fue ... interesante&raquo;, reflexiona la corredora de vallas profesional de 400 metros de 21 a&ntilde;os, que actualmente reside en Los &Aacute;ngeles. Cuando el mundo par&oacute; por la pandemia, para ella el alto signific&oacute; continuar haciendo ejercicio en casa, correr en las medianas y saltar vallas para colarse en pistas cerradas.

&laquo;Tuvimos que volar a Arizona durante un mes solo para poder entrenar constantemente en una pista, porque LA todo todav&iacute;a estaba cerrado&raquo;, comparte con L&rsquo;Officiel en una llamada por Zoom. &laquo;Honestamente, ten&iacute;amos que aprovechar al m&aacute;ximo lo que ten&iacute;amos. Las circunstancias definitivamente no estaban a nuestro favor, pero de alguna manera encontramos la forma de aprovecharlas al m&aacute;ximo.&raquo; Nacida en la peque&ntilde;a ciudad de Dunellen, Nueva Jersey, de dos padres atletas Willie y Mary McLaughlin, que se conocieron en Manhattan College; McLaughlin creci&oacute; junto a sus hermanos, todos corredores, en un entorno que fomentaba un gran amor por este deporte. A la edad de seis a&ntilde;os, sus padres la inscribieron para su primer competencia, y fue entonces cuando supo que la pista era su futuro. &laquo;Correr era simplemente divertido. Ganar por primera vez y ver lo felices que estaban mis padres y ser recompensada con dulces, fue ah&iacute; cuando decid&iacute; que eso era lo que quer&iacute;a hacer&raquo;, dijo la atleta. &laquo;Mis padres realmente no me entrenaron, simplemente me dejaban correr y yo ganaba, ellos vieron potencial en eso.&raquo;

SHOT_05-0113_V1.jpg

Nacida en la peque&ntilde;a ciudad de Dunellen, Nueva Jersey, de dos padres atletas Willie y Mary McLaughlin, que se conocieron en Manhattan College; McLaughlin creci&oacute; junto a sus hermanos, todos corredores, en un entorno que fomentaba un gran amor por este deporte. A la edad de seis a&ntilde;os, sus padres la inscribieron para su primer competencia, y fue entonces cuando supo que la pista era su futuro. &laquo;Correr era simplemente divertido. Ganar por primera vez y ver lo felices que estaban mis padres y ser recompensada con dulces, fue ah&iacute; cuando decid&iacute; que eso era lo que quer&iacute;a hacer&raquo;, dijo la atleta. &laquo;Mis padres realmente no me entrenaron, simplemente me dejaban correr y yo ganaba, ellos vieron potencial en eso.&raquo;

Durante toda su infancia continu&oacute; corriendo hasta la escuela preparatoria, ganando carreras y recolectando medallas en el camino. A la edad de catorce a&ntilde;os, ocup&oacute; el segundo lugar en el Campeonato Nacional Juvenil de la USATF con un tiempo de 55.63, que estableci&oacute; un r&eacute;cord nacional de estudiantes de primer a&ntilde;o de preparatoria. Al a&ntilde;o siguiente, ocup&oacute; el primer lugar en varias carreras de prestigio, ganando el oro en las NSAF Indoor Nationals, NSAF Nationals y U.S. World Youth Trials. Pero el gran triunfo que cambi&oacute; su vida lleg&oacute; en 2016, cuando, a los diecis&eacute;is a&ntilde;os, se inscribi&oacute; a las Pruebas Ol&iacute;mpicas de EE. UU.; un evento de diez d&iacute;as en el que los aspirantes ol&iacute;mpicos compiten para clasificar y llegar al equipo nacional. (Su padre fue a las pruebas en 1984 pero no calific&oacute;). Solo puede haber tres atletas para cualquier evento de pista y campo, y &laquo;Syd the Kid&raquo; qued&oacute; en tercer lugar en los 400 metros con vallas, lo que la convirti&oacute; en la persona m&aacute;s joven en formar parte del equipo desde 1980. &iquest;Acaso sinti&oacute; que ten&iacute;a que compensar su desempe&ntilde;o por su edad?, la deportista nos respondi&oacute; con un firme: &laquo;No, no lo creo&raquo;. Despu&eacute;s hizo una pausa y con un humilde encogimiento de hombros comparti&oacute;: &laquo;No creo que nadie esperara que yo lograra entrar al equipo. Realmente se sinti&oacute; como suerte en ese momento, no hab&iacute;a expectativas en absoluto. Solo estaba all&iacute; para hacer mi mejor esfuerzo y representar a Nueva Jersey, a mi familia y a mi pa&iacute;s lo mejor que pudiera&raquo;.

«Y me ayudó a entender que mi
identidad no se encuentra en si gano o pierdo una carrera, en qué lugar obtengo o cuánto
dinero gano. Correr no es lo que soy, es lo que hago».

En ese entonces, ella solo contaba con un entrenamiento de escuela preparatoria, un horario bastante relajado que todav&iacute;a hac&iacute;a que correr fuera divertido, pero McLaughlin nos cuenta que una vez que calific&oacute; para el equipo, correr definitivamente ya no fue divertido. &laquo;Hab&iacute;a mucha presi&oacute;n ese d&iacute;a, y recuerdo haber cruzado la l&iacute;nea y pensar &lsquo;&iexcl;S&iacute;!, la carrera termin&oacute;; qued&eacute; tercero, esos son los tres primeros.&rsquo; Me sent&iacute; aliviada, y luego pens&eacute;, &lsquo;Oh no, mi temporada se acaba de extender un mes y medio m&aacute;s&rsquo;. Me tom&oacute; unos d&iacute;as asimilar que hice el equipo, que hab&iacute;a calificado para R&iacute;o&raquo;, recuerda McLaughlin, quien luego celebr&oacute; el logro con una deliciosa hamburguesa con queso. &laquo;Lograr llegar al equipo ol&iacute;mpico cambi&oacute; las cosas para m&iacute;. Una vez que subes al gran escenario, hay medallas, t&iacute;tulos y dinero de por medio, y eso es una mierda. Es entonces cuando definitivamente todo comienza a cambiar con una mentalidad m&aacute;s profesional.&raquo;

La presi&oacute;n a la que se enfrent&oacute; entonces, y contin&uacute;a enfrent&aacute;ndose hasta hoy, es la raz&oacute;n por la que su nuevo rol como embajadora de la marca relojera de lujo Tag Heuer, cuyo lema es &laquo;Don&rsquo;t crack under pressure&raquo; (No te rompas bajo presi&oacute;n), encaja perfectamente y de forma natural. Los Juegos Ol&iacute;mpicos de 2016 en R&iacute;o de Janeiro marcaron el primer roce de McLaughlin con el atletismo profesional a escala mundial, y fue ah&iacute; donde sinti&oacute; la presi&oacute;n de todo aquello en cada uno de sus movimientos. Ella describe todo el asunto como una &laquo;experiencia completamente nueva&raquo;, beber por primera vez, estar asombrada por los atletas profesionales que m&aacute;s admira y aprender de los mejores. Pero no gan&oacute; una medalla: McLaughlin qued&oacute; quinto en las semifinales. S&iacute;, estaba molesta. Y s&iacute;, tambi&eacute;n fue dura consigo misma. &laquo;Me sent&iacute; tan temerosa, nerviosa y ansiosa mientras estuve all&iacute;, as&iacute; que no me desempe&ntilde;&eacute; lo mejor que pude&raquo;, reflexiona. &laquo;Nunca antes hab&iacute;a estado en una competencia de alto nivel como esa, y estoy feliz de haber tenido la experiencia, para as&iacute; haber podido madurar durante los siguientes cuatro o cinco a&ntilde;os y regresar mejor&raquo;. No fue una fractura o grieta bajo presi&oacute;n, sino un momento de crecimiento.

SHOT_09-0135_COMP_V1.jpg

McLaughlin aprendi&oacute; dos lecciones importantes de R&iacute;o: la primera, no renunciar a lo que fuera necesario para llegar all&iacute;, y la otra, c&oacute;mo manejar la atenci&oacute;n que se le dio por ser una atleta en una plataforma global. De la noche a la ma&ntilde;ana, pas&oacute; de ser una adolescente aparentemente normal, a ser una estrella de la pista reconocida internacionalmente y, de repente, todos tuvieron una opini&oacute;n sobre ella, desde lo que deber&iacute;a estar haciendo, hasta lo que deber&iacute;a llevar puesto y c&oacute;mo deber&iacute;a comportarse. &laquo;Sucedi&oacute; r&aacute;pido porque estaba en este escenario donde se espera que lo tengas todo bajo control, y tuve que aprender muchas cosas muy r&aacute;pido&raquo;, dice McLaughlin, se&ntilde;alando un ejemplo particular de lo que le trajo la fama reci&eacute;n descubierta: encontrar, apenas dos d&iacute;as despu&eacute;s de R&iacute;o, un perfil falso en Instagram haci&eacute;ndose pasar por ella, una cuenta que acumul&oacute; algo as&iacute; como 200.000 seguidores. No es dif&iacute;cil entender por qu&eacute; despert&oacute; un inter&eacute;s tan inmenso: era una prodigio de la pista, y una atleta con una apariencia impresionante, compitiendo en un evento de fama mundial.

SHOT_06-0013_V1.jpg

La vida despu&eacute;s de R&iacute;o fue otro gran obst&aacute;culo, un ajuste tan grande que, por primera vez, McLaughlin contempl&oacute; abandonar la pista. Vale la pena se&ntilde;alar que para muchos atletas ol&iacute;mpicos, el abrupto regreso a sus vidas cotidianas, la repentina falta de adrenalina o prop&oacute;sito han llevado a lo que otros han denominado la &laquo;depresi&oacute;n posol&iacute;mpica&raquo;, un fen&oacute;meno que solo ha salido a la luz en los &uacute;ltimos a&ntilde;os con atletas profesionales que hablan y llevan el tema a la vanguardia; el m&aacute;s destacado, el medallista de oro en 23 ocasiones Michael Phelps. En el caso de McLaughlin, su adaptaci&oacute;n se vio afecta por el agresivo anonimato en redes, haters con comentarios como: &laquo;Fuiste hasta R&iacute;o y no obtuviste una medalla, &iquest;cu&aacute;l es el punto?&raquo;, todo aquel odio junto a m&aacute;s acosadores adolescentes en la vida real.

&laquo;Todav&iacute;a me quedaba un a&ntilde;o m&aacute;s de escuela preparatoria despu&eacute;s de R&iacute;o, y hab&iacute;a celos por parte de otras chicas por la experiencia que tuve, y fue demasiado, hasta el punto en que ya no quer&iacute;a correr m&aacute;s&raquo;, dice McLaughlin. &laquo;Aprend&iacute; que el &eacute;xito puede ser algo asombroso, pero que tambi&eacute;n tiene fuertes implicaciones negativas. Desear&iacute;a no dejar que me afectara tanto como lo hizo, pero tambi&eacute;n me alegro de haber tenido esa experiencia porque no siempre desaparece. Hay adultos que a&uacute;n sienten lo mismo. Es parte de la vida y he aprendido a dejarlo ir&raquo;.

«La clave para tener tu propia carrera exitosa es concentrarte en tu propio éxito. Mira lo que está frente de ti, el viaje de cada persona es diferente.»

Aceptar aquello como regla de vida fue, obviamente, un desaf&iacute;o al principio. Le dijeron que &laquo;no se preocupara&raquo; por c&oacute;mo la perciben los dem&aacute;s, pero a los 17 a&ntilde;os, s&iacute; le importaba. Quer&iacute;a agradarle a la gente. Luch&oacute; con su identidad. Y no pudo evitar quedar atrapada en la trampa de las redes sociales, obsesionada con los likes y el n&uacute;mero de seguidores. Sus padres siempre la apoyaron, redireccionando su enfoque en lo que era importante y record&aacute;ndole que su talento es un don con un prop&oacute;sito y que est&aacute; destinado a ser utilizado, mostrado y compartido.

Se gradu&oacute; de la Universidad de Kentucky, donde gan&oacute; el t&iacute;tulo de la NCAA en su evento. Despu&eacute;s de un a&ntilde;o, tom&oacute; la decisi&oacute;n de convertirse en profesional y se mud&oacute; a Los &Aacute;ngeles en 2018 para entrenar con Joanna Hayes como su entrenadora. Pero cuando lleg&oacute; la pandemia, que finalmente retras&oacute; un a&ntilde;o los Juegos Ol&iacute;mpicos de Tokio, lo vio como una bendici&oacute;n, porque el tiempo extra le dio la oportunidad de encontrar a su nuevo entrenador Bob Kersee, un ex corredor de 400 metros de vallas, que entiende la carrera de una manera verdaderamente profunda. En contexto, los 400 metros con vallas es una de las carreras m&aacute;s dif&iacute;ciles. &laquo;No conozco a nadie a quien le guste correr 400 metros, y luego poner obst&aacute;culos, es una locura&raquo;, dice McLaughlin, cuyo delgado cuerpo de 5 pies y 9 pulgadas la predispone f&iacute;sicamente a sobresalir en el evento. &laquo;Si puedes correr 400 metros y puedes saltar con vallas, autom&aacute;ticamente ser&aacute;s un corredor de 400 metros.&raquo;

El entrenamiento de McLaughlin dio sus frutos, ya que logr&oacute; un r&eacute;cord mundial en las pruebas de pista y campo ol&iacute;mpicas de EE. UU. En Eugene, Oreg&oacute;n, a finales de junio de 2021. Terminando los 400 metros con vallas femeninas en 51.90 segundos, super&oacute; a la campeona ol&iacute;mpica y mundial Dalilah Muhammad, convirti&eacute;ndose en la primera mujer en cruzar la l&iacute;nea de meta en menos de 52 segundos.

SHOT_05_B-0117_V1.jpg

Pero incluso con un r&eacute;cord mundial reci&eacute;n obtenido, quiere dejar claro que la pista no la define como persona. Lo cual alguna vez sucedi&oacute;. Durante mucho tiempo, McLaughlin cre&iacute;a que la pista era su vida entera. Pero cuando lleg&oacute; la pandemia, el tiempo de aislamiento la oblig&oacute; a reflexionar y fue as&iacute; como vio espacio para el cambio. &laquo;Estar sola en casa me ayud&oacute; a crecer mi fe, lo que me ayud&oacute; a superar la pandemia&raquo;, dice ella. &laquo;Y me ayud&oacute; a entender que mi identidad no se encuentra en si gano o pierdo una carrera, en qu&eacute; lugar obtengo o cu&aacute;nto dinero gano. Correr no es lo que soy, es lo que hago&raquo;.

Entonces, &iquest;qui&eacute;n es Sydney McLaughlin fuera de la pista? &laquo;Soy comediante, al menos creo que soy comediante&raquo;, dice con una sonrisa, mientras recita una lista de cosas que le encanta hacer, como hornear, escribir poes&iacute;a, escuchar m&uacute;sica, ver pel&iacute;culas en Disney +. Y tambi&eacute;n, disfruta nuevas experiencias, como viajar a destinos lejanos (una oportunidad que las carreras le han brindado), asociaciones con marcas y su primera sesi&oacute;n de fotos de moda para L&#39;Officiel, que se diferencia de sus sesiones deportivas habituales por la falta de ropa deportiva y &laquo;cosas de aspecto atl&eacute;tico&raquo;. Con ropa de dise&ntilde;ador y relojes de lujo, como el elegante Aquaracer Professional 300 de Tag Heuer, McLaughlin puede explorar un nuevo lado de s&iacute; misma.

SHOT_07-0019_V1.jpg

Fuera de su vida profesional, su estilo var&iacute;a, aunque la comodidad siempre es una prioridad. Pero en la pista, casi siempre la puedes encontrar luciendo un conjunto de sujetador y medias deportivas a juego con el cierre medio abierto y sus zapatillas para correr 880, todo New Balance. Y cuando est&aacute; corriendo, entrenando o no, lo da todo. Cuando est&aacute; a punto de competir, se mete en una zona en la que su cabeza est&aacute; concentrada, no puede escuchar nada y sus piernas tiemblan de anticipaci&oacute;n. &laquo;Una vez que se dispara el arma, no hay mucho tiempo para pensar, solo reaccionar, y a veces puedo escuchar los pasos de los otros corredores, pero en la mayor parte, estoy concentrado en mi carril&raquo;, dice McLaughlin, quien luego lo usa como una analog&iacute;a para encontrar el &eacute;xito en la vida. &laquo;Si est&aacute;s obsesionado con la persona que est&aacute; a tu lado, no est&aacute;s mirando los obst&aacute;culos en tu carril, y creo que la clave para tener tu propia carrera exitosa es concentrarte en tu propio &eacute;xito. Mira lo que est&aacute; frente a ti, porque el viaje de cada persona es diferente&raquo;. Lo que nos lleva al pr&oacute;ximo obst&aacute;culo de McLaughlin: competir en los Juegos Ol&iacute;mpicos de Tokio 2020.

PELO&nbsp;Erika Verrett 
MAQUILAJE&nbsp;Lisa Storey 
PRODUCCI&Oacute;N&nbsp;Dana Brockman&nbsp;VIEWFINDERS 
COORDINADOR DE PRODUCCI&Oacute;N&nbsp;Molly O&rsquo;Brien 
ESTILISMO&nbsp;Daniel Horowitz 
DIGITAL TECH&nbsp;Sean Deckert 
ASISTENTE DE ESTILISMO&nbsp;Zoe Heller 
ASISTENTES DE PRODUCCI&Oacute;N&nbsp;Din Morris and Chris Olsen

El momento dorado de Sydney McLaughlin

Entradas recomendadas

Pop culture

Gisela Leal, la soledad en tres actos

Joyería

Lutiki presenta una nueva serie de jardinería

moda

Vladiyan Royal, el sueño de toda novia

moda

5 minutos para conocer a Maria Grazia Chiuri

Belleza

¿Por qué todo el mundo está loco por las algas verdeazuladas?

moda

Cerámica, alegría y confeti en la nueva colección de The Coat

Pop culture

Alex Kapranos, el recuento de los años

Belleza

Reescribir nuestra propia belleza desde el amor y la salud