Animalista, cosmopolita y perseguidor de la soledad, el autor de Ese horrible deseo de pertenecer en entrevista con L&rsquo;Officiel.

En d&iacute;as pasados, Igor Ram&iacute;rez Garc&iacute;a-Peralta recorri&oacute; las calles coloniales del Centro de Quer&eacute;taro, comi&oacute; en los lugares emblem&aacute;ticos de Guadalajara y se dej&oacute; envolver por <a href="https://www.lofficielmexico.com/estilo-de-vida/redescubrir-cdmx-four-seasons-experiencias" target="_blank" rel="noopener">la magia surrealista de la Ciudad de M&eacute;xico</a>, esa misma que tanto atemorizaba a Dal&iacute; y lo llev&oacute; a asegurar no querer volver (M&eacute;xico, a fin de cuentas, era un lugar m&aacute;s loco que sus pinturas). El motivo del viaje fue presentar su primera novela Ese horrible deseo de pertenecer, que, dicho sea de paso, toma lugar, en gran parte, en nuestro pa&iacute;s. Su personaje principal, Le&oacute;n, es mexicano.&nbsp;
Para Igor, de origen cubano, las presentaciones fueron una experiencia maravillosa. El contacto con los lectores, un verdadero regalo. Sin embargo, fue m&aacute;s que eso, ya que el escritor vivi&oacute; un tiempo en tierras mexicanas y lleg&oacute; a amarlas tanto como si siempre las hubiera conocido. &laquo;Publicar esta novela ha sido volver. &iexcl;Qu&eacute; bonita palabra! No es casualidad que sea el t&iacute;tulo de una pel&iacute;cula de Almod&oacute;var. Ir a M&eacute;xico, con la novela bajo el brazo, ha sido volver a casa&raquo;.
&laquo;Nadie muere donde naci&oacute;&raquo;, explica Igor. &laquo;Yo soy mexicano. Y de hecho un mexicano que le ha sacado much&iacute;simo jugo a su pa&iacute;s&raquo;.&nbsp;
El autor, que estudi&oacute; en el Colegio Alem&aacute;n, siempre con beca de la SEP, luego en Colmex y en la UNAM, trabaj&oacute; en el gobierno e hizo su maestr&iacute;a en Londres cargado con becas de fondos p&uacute;blicos. Actualmente, vive en Espa&ntilde;a, a lo que asegura: &laquo;Es verdad que tambi&eacute;n soy espa&ntilde;ol. Mi padre es de aqu&iacute;, aqu&iacute; es donde vivo. Aqu&iacute; tengo familia. A la vez, mi cerebro es alem&aacute;n, ellos lo formaron. Desde hace 15 a&ntilde;os, distintos proyectos me han vinculado con Viena y es una ciudad en la que me siento en casa. Al igual que en Mil&aacute;n y, sobre todo, en el Chiant&raquo;. Posteriormente aclara, como si a&uacute;n existiera duda alguna, que su familia siempre ha sido n&oacute;mada. Una visi&oacute;n cosmopolita ha moldeado su mente y su perspectiva, no obstante, Igor necesita, como si de aire se tratara, periodos de aislamiento. La soledad, para &eacute;l, es &laquo;una maravillosa compa&ntilde;era&raquo;.

Actualmente, Igor vive solo con todos sus animales en una isla espa&ntilde;ola. Acerca del momento de descubrirse animalista, nos cuenta que no hubo tal, es algo que siempre estuvo presente. Est&aacute; en su ADN. &laquo;Es algo que he heredado de mi madre y que todos en mi familia compartimos. Aprendo mucho de mis animales. Me gusta observarlos, intentar entenderlos. Disfruto much&iacute;simo de mis gallinas y mis gallos, todos de especies ex&oacute;ticas. Tambi&eacute;n sufro. Hay esta noci&oacute;n de la primavera y el surgimiento de la vida. Es verdad: es cuando nacen las cr&iacute;as. Pero con los nacimientos, inevitablemente tambi&eacute;n llega la muerte. Me tomo muy enserio la responsabilidad de mis animales, su bienestar y su sufrimiento. Sin duda influyen mucho en mi proceso creativo, de hecho tengo una serie de f&aacute;bulas, un poco macabras algunas de ellas, que he escrito inspiradas en ellos&raquo;.
Para poder vivir el sue&ntilde;o de todo artista, o, si no, de una gran mayor&iacute;a (vivir en un estado de aislamiento dedicado a la creaci&oacute;n, en un lugar lejano y rodeado de seres maravillosos), Igor tuvo que renunciar a su trabajo y redireccionar su vida. No es de extra&ntilde;ar que una pandemia, con sus respectivas cuarentenas, tuviera un efecto diferente en alguien que previo a dicho suceso persigui&oacute; y anhel&oacute; la solitud. &laquo;Fui muy afortunado. Ya viv&iacute;a en el campo, aislado. En Ibiza tuvimos un confinamiento muy estricto &mdash;incluso con drones que controlaban que no sali&eacute;ramos de casa&mdash;. Los &uacute;nicos que pod&iacute;an pasear a sus perros eran los que viv&iacute;an en n&uacute;cleos urbanos, pero los del campo, supuestamente, no ten&iacute;amos necesidad de ello, al vivir en fincas con grandes jardines. Yo me hice muy a la idea y disfrut&eacute; la calma de esos meses. Disfrut&eacute; c&oacute;mo fue cambiando el paisaje con el inicio de la primavera. Me entregu&eacute; a la escritura, la lectura, a mis animales, el huerto y a mis gin and tonics&raquo;, confiesa.

ESE HORRIBLE DESEO DE PERTENECER

Le&oacute;n se siente condenado por su propia historia familiar, un eterno dejo de rechazo forma parte de &eacute;l. Desde ni&ntilde;o, solo en su cuarto, su mente despierta e infantil ya entend&iacute;a que algunas fantas&iacute;as son mejores si no se comparten, algo que confirm&oacute;, a&ntilde;os m&aacute;s tarde, en una juventud llena de encuentros salvajes y furtivos, as&iacute; como de romances impetuosos. Le&oacute;n es el protagonista de la primera novela de Igor. Anteriormente, compart&iacute;a nombre de pila con su creador, pero al final, quiz&aacute; inconscientemente por el tatuaje que lleva en los dedos de la mano derecha o por ser el animal representativo de su signo zodiacal, decidi&oacute; cambiarlo. A pesar de ello, siguen teniendo una similitud muy importante: &laquo;Le&oacute;n y yo compartimos esos monstruos importantes que llevamos dentro. Yo he aprendido a convivir con ellos, a quererlos. &Eacute;l est&aacute; en ello&raquo;.
La novela ha sido considerada una poderosa propuesta del erotismo gay. La voz de su creador est&aacute; siendo aclamada en el &aacute;mbito literario.

La salud mental y la b&uacute;squeda de identidad son las venas principales de esta historia. &laquo;Se habla mucho del erotismo de la novela, que ah&iacute; est&aacute;, pero cada uno de esos encuentros son puntos de inflexi&oacute;n en la vida del personaje. Creo que el t&iacute;tulo lo resume bastante bien. El deseo de pertenecer no es m&aacute;s que la necesidad de sentirse amado y aceptado&raquo;.
Si bien la novela fue publicada este a&ntilde;o, la historia lo ha acompa&ntilde;ado a lo largo de much&iacute;simos a&ntilde;os. &iquest;Ser&aacute; que nosotros encontramos a las historias o ellas, que siempre han existido, nos descubren a nosotros? &laquo;Creo que es una combinaci&oacute;n de ambos. Vamos recolectando experiencias. Algunas de ellas se quedan en nuestra memoria, otras sirven para echar a andar la imaginaci&oacute;n. En el caso de Ese horrible deseo de pertenecer, la historia est&aacute; cargada de notas autobiogr&aacute;ficas y constantemente ten&iacute;a que recordarme a m&iacute; mismo que no le deb&iacute;a ninguna verdad hist&oacute;rica a nadie&raquo;.&nbsp;
Igor enfatiza en que la &uacute;nica verdad hist&oacute;rica en toda la novela se la deb&iacute;a a su abuela, el &uacute;nico personaje que quiso plasmar con la mayor fidelidad posible, una especie de homenaje.&nbsp;
Para el futuro, Igor nos tiene preparada una sorpresa que tiene que ver con otro de los g&eacute;neros que le apasionan y en el que le gustar&iacute;a incursionar: la ciencia ficci&oacute;n.&nbsp;

Hablamos con Igor Ramírez García-Peralta sobre su novela

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