Desafiando la física: el arte de Anton Alvarez
Anton Alvarez (1980) se graduó del Royal College of Art de Londres en 2012. Puede parecer que fue antes de ayer, pero ya ha logrado exposiciones individuales muy notables, como The Flavour is So Strong, en Larsen Warner (Estocolmo, Suecia) o L'Ultima Cera, en la iglesia de San Bernardino alle Monache (Milán, Italia), ambas en 2019. El propio artista define su obra como una «oscilación entre la expresión, la restricción y el avance de la innovación tecnológica, al tiempo que utilizo la artesanía tradicional. Las formas escultóricas que propongo desafían nuestra percepción del peso y la gravedad. Parece que ambos pertenecen a este mundo y, a la vez, se perciben completamente separados de él». Su práctica se centra en el diseño de sistemas y la creación de herramientas y procesos para la producción de objetos escultóricos y arquitectónicos.
La tecnología —creada por él mismo para ayudar en la propia concepción de sus obras— es inextricable de la obra del artista, e incluso de sí mismo. Este factor destaca la forma en que un artista puede convertirse en artesano e ingeniero, y la tensión que existe entre estos dos roles. Con cada obra, Alvarez continúa hábilmente empujando los límites que hay entre ambos. Su objetivo es «la creación de obras ricas en tradición y, al mismo tiempo, poco convencionales para así lograr un entorno escultórico sorprendente».
Su obra se halla en colecciones de museos públicos, como el National Museum de Estocolmo (Suecia), el Museo de Arte de Denver en Colorado (Estados Unidos) y el Museo de Róhsska en Gotemburgo (Suecia), así como en prominentes colecciones privadas. En 2015, la primera gran monografía del artista, Anton Alvarez: The Thread Wrapping Machine, fue publicado por Arvinius + Orfeus Publishing con un prólogo de Richard Wentworth.
@anton_alvarez