Una visi&oacute;n anal&iacute;tica y su curiosidad transformativa han llevado al aclamado pintor a convertirse en un verdadero explorador de su medio.

Navegando las posibilidades de la pintura desde la perspectiva m&aacute;s fundamental, Robert Janitz crea obras que capturan la esencia de sus pinceladas. Im&aacute;genes que insin&uacute;an a la memoria, el movimiento y la invisibilidad se forman con una sensualidad implicada, que a la vez reflejan una fluidez determinante en el momento de la aplicaci&oacute;n de pintura. Utilizando una t&eacute;cnica que Robert ha comparado con el movimiento de ponerle mantequilla a un pan, pero que m&aacute;s bien explora los gestos humanos y su relaci&oacute;n con diferentes superficies, se expone el aspecto cautivante de momentos cotidianos. Un verdadero explorador de su medio, las obras de Robert se componen de una mezcla de aceite, cera, harina y &oacute;leo, logrando crear su aspecto denso caracter&iacute;stico. Dejando capas y bordes abiertos para revelar cada plano y movimiento del pasado, Robert Janitz logra una exposici&oacute;n envolvente en donde la pintura como tal se vuelve la protagonista.

Nacido en Alsfeld Alemania, en el a&ntilde;o 1962, Robert Janitz tuvo una formaci&oacute;n extensa, estudiando Historia del Arte, S&aacute;ncrito y Religi&oacute;n Comparada en la Universidad de Marburgo. Su vasto conocimiento le permiti&oacute; crear un repertorio extenso de referencias, que al principio se presentaban casi como un obst&aacute;culo: el sentimiento de ser retado por el pasado. El pintor, decidi&oacute; dejar a su nativa Alemania y mudarse a Par&iacute;s en un momento hist&oacute;rico en donde todo artista parec&iacute;a querer estar en Berl&iacute;n. Para Robert el ambiente transformativo de la capital alemana se traduc&iacute;a a confusi&oacute;n masiva, entendi&oacute; que en Francia se encontrar&iacute;a con un contexto fijo, en donde podr&iacute;a ser &eacute;l quien se transformaba.&nbsp;

Hoy en d&iacute;a, Janitz reconoce el impacto que las diferentes ciudades han tenido en su trabajo, describiendo que encuentra en &eacute;l un aspecto rom&aacute;ntico y expresionista caracter&iacute;stico de Alemania y un contraste de elegancia punk reminiscente a Francia. Sin embargo, en el 2009 Janitz se mud&oacute; a Nueva York, describiendo que fue este el momento decisivo donde encontr&oacute; un verdadero sentimiento de libertad creativa, logrando unir sus diferentes visiones. Hoy en d&iacute;a el artista radica en M&eacute;xico, donde ha encontrado en los cambios de luz una apreciaci&oacute;n profunda por las dimensiones y un recordatorio constante de la raz&oacute;n por la que pinta.

El contraste de culturas, le dieron a Robert la oportunidad de tener perspectivas contrastantes de su misma persona. Estos puntos de vista se traducen a una visi&oacute;n de la pintura como performance, en donde el proceso de cada obra se convierte en una puesta en escena y Robert, de cierta manera, en un actor. Otorg&aacute;ndole este nuevo acercamiento ligero y relajado a la pintura, Robert ha logrado deslindarse de la seriedad y carga hist&oacute;rica que implica pintar, personificando al evento que se convertir&aacute; en la pintura.&nbsp; Sus obras, dice, no las considera minimalistas, sino rom&aacute;nticas y altamente teatrales, una b&uacute;squeda de lo sublime.

Las cautivantes pinceladas de Robert Janitz

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