Introspectiva, terap&eacute;utica y evocativa, exploramos la obra abstracta de la mano de su creadora.&nbsp;

Sentir la madera pulida del mango de un pincel mientras las cerdas se deslizan por la tela y la pintura desprende aquel olor inimitable; percibir la fricci&oacute;n del pigmento con el papel y observar c&oacute;mo la tiza del pastel se queda en los dedos como una huella colorida de creaci&oacute;n o apreciar la direcci&oacute;n que sigue el trazo de un l&aacute;piz para formar, movimiento por movimiento, un degradado perfecto. Es innegable: cualquier obra de arte, figurativa o abstracta, con todas sus posibilidades de reflexi&oacute;n, sin importar su narrativa, es y siempre ser&aacute; un acto terap&eacute;utico.&nbsp;
Y es que, se trata de un viaje de introspecci&oacute;n para ambos: creador y espectador. Como si un lienzo se convirtiera en la mejor ventana hacia nuestro ser para revelar lo oculto, detr&aacute;s de formas y matices, descubrimos aspiraciones, dolores, miedos, ideales&hellip; &laquo;No lo considero necesariamente como una revelaci&oacute;n del subconsciente, sino como una revelaci&oacute;n de la verdad y de lo que a menudo nos ocultan nuestras emociones y las historias que crea nuestra mente&raquo;, explica Alanna Hernandez, la artista que explora y atestigua las emociones como principio y fin de su obra, la cual aflora a partir de una trayectoria vinculada al estudio del arte, historia y lenguaje.

L&aacute;pices de color&nbsp;que marcan sobre madera las&nbsp;l&iacute;neas abstractas del&nbsp;camino hacia la profundidad de los traumas y los v&iacute;nculos humanos;&nbsp;como un laberinto hecho con listones de matices evocadores pero en sus tonos m&aacute;s ligeros, sencillo y complejo al mismo tiempo, cada obra es una radiograf&iacute;a del cuerpo donde los lazos, cuya textura iguala delicadamente el tejido de una tela, son el objeto de manipulaci&oacute;n y transformaci&oacute;n eterna: &laquo;me gusta c&oacute;mo pueden evocar formas corporales, como tripas y cerebros, y me encanta c&oacute;mo pueden crear ritmo y movimiento&raquo;, explica la creativa estadounidense sobre las cintas que caracterizan sus piezas.
Una agradable melod&iacute;a pintada de rojo que despierta calma y reflexi&oacute;n en un suave degradado, cada elemento compone el alfabeto de un dialecto inherente. &laquo;Todas mis composiciones honran nuestro sentido innato de la proporci&oacute;n y el equilibrio visual&raquo;, se&ntilde;ala.
La pasi&oacute;n por la ilustraci&oacute;n se ha vuelto una forma de procesar sentimientos y, como cualquier ritual de sanaci&oacute;n, ella tambi&eacute;n cuenta con una herramienta primordial para alcanzar aquel momento de introspecci&oacute;n. &laquo;Llevo un diario que tambi&eacute;n sirve como mi cuaderno de bocetos. Casi todos los d&iacute;as escribo sobre c&oacute;mo me siento, algo que hice, algo que me sucedi&oacute;, algo que vi, algo que aprend&iacute;, algo en lo que pens&eacute; o incluso una lista de cosas por hacer. Entre las p&aacute;ginas de escritura hay bocetos donde trabajo a trav&eacute;s de mis ideas visualmente&raquo;, nos explica la creadora que vuelve evidente el poder de observar con detenimiento para percibir, descubrir y reflexionar.

Pero aquel entendimiento emp&iacute;rico no solo sucede desde la lente personal e individual, sino tambi&eacute;n al contemplar la multiplicidad de respuestas emocionales en otros desde su profesi&oacute;n como pedagoga: &laquo;mucho de lo que s&eacute; sobre el trauma proviene de mi trabajo diario como educadora y de trabajar con ni&ntilde;os con diversos antecedentes de trauma. Tom&eacute; varias capacitaciones con la Dra. Cassie Yackley, quien capacita a los maestros en la pr&aacute;ctica informada (sobre esa condici&oacute;n)&raquo;.
Entre psicolog&iacute;a, arte, humanismo y todo lo que sucede entre ello, la obra de Alanna Hernandez nunca ha sido monoc&eacute;fala, porque precisamente, las interacciones humana y su efecto como concepto central redunda de dimensiones, donde su aparici&oacute;n a trav&eacute;s del tiempo tambi&eacute;n juega un papel relevante. &laquo;La historia es siempre una fuente de inspiraci&oacute;n para m&iacute;. La historia tiene que ver con las relaciones humanas y los traumas que nos infligimos unos a otros. Es una forma de contemplar algunos de mis temas fuera de m&iacute; misma, ya que gran parte de mi proceso es introspectivo. Estudiar historia e idiomas tambi&eacute;n me ha dado una educaci&oacute;n sobre el arte no occidental; especialmente el arte no figurativo de Asia y Medio Oriente, que influye en mi trabajo abstracto&raquo;, subraya la creativa, cuya obra no solo refleja referencias orientales en t&eacute;rminos visuales.

La filosof&iacute;a t&aacute;ntrica y sus ramas en el yoga y budismo son un elemento esencial para acercarse de manera meditativa a la percepci&oacute;n del cuerpo y c&oacute;mo este adapta u oculta heridas y emociones (tal como sucede con los listones que son interrumpidos por otros objetos en sus piezas). Es as&iacute; como, con la virtud de las cintas para doblarse y volver a extenderse, un gran peso por el poder del lenguaje visual y una lista de inspiraci&oacute;n donde sobresalen los nombres Pema Chodrom y Dr. Bessel Van Der Kolk con The Body Keeps the Score, la visi&oacute;n creativa de Hernandez culmina en una ideolog&iacute;a que armoniza y unifica las sensaciones, el cuerpo y todo lo que lo rodea a partir de la atenci&oacute;n en cada acto cotidiano; como se menciona en el tantra, que, &laquo;entre otras cosas, aboga por presenciar las emociones y dejar que fluyan a trav&eacute;s de nosotros, en lugar de negarlas o tratar de arreglarlas&raquo;, explica la ilustradora.
Y mientras esto sucede, son sus cautivadores laberintos de cintas coloridas sobre fondos suaves los que se vuelven un portal, el cual motiva a vencer las barreras para hacer aquella introspecci&oacute;n po&eacute;tica y pr&aacute;ctica con libertad y honestidad total, declarando, sin narrativas paralelas en la superficie, que el arte tambi&eacute;n es un acto de amor y conocimiento propio.

El trauma y las relaciones humanas bajo la lupa artística de Alanna Hernandez

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