Women

Mariana Palova y las limitantes del género en la literatura

¿Qué escribir si eres mujer latinoamericana? Nuestra entrevistada nos comparte sus inquietudes sobre el panorama de la fantasía y ciencia ficción en nuestro país.

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Pintura al óleo, fotografía, arte digital, escritura. El mundo abstracto de su imaginación es basto, como un océano o, mejor aún, un universo; las narrativas y personajes que lleva dentro se cristalizan en los cientos de páginas que componen su obra La nación de las bestias, al tiempo que su creación onírica abre camino a otras mujeres latinoamericanas y lanza un mensaje claro: estamos aquí y ahora

A sus 32 años juega en las grandes ligas, aquellas en las que situamos a literatas europeas o norteamericanas, como J.K. Rowling (o incluso voces más recientes como Cassandra Clare y Sarah J. Maas). No obstante, para las escritoras latinoamericanas, hay una problemática tangible en cuanto a visibilidad.

«En México se consume muchísima ciencia ficción y fantasía, se lee demasiado, pero no se consume cuando es hecho por mexicanos. Si nos llega un libro extranjero, lo leemos de inmediato y le damos toda la confianza del mundo. ¿Cómo no va a ser bueno? Sin embargo, a una novela mexicana le damos la espalda. Si tenemos 300 pesos preferimos gastarlo en un libro europeo, eso es seguro. Creo que necesitamos, como lectores, educarnos más en este sentido y abrir caminos a los mexicanos. Es crear también nuestro propio sendero».

A su corta edad y con una trayectoria que abarca una trilogía completa y, recientemente publicada por editorial Océano, una precuela de la misma obra (La nación de las bestias: Un segundo amor), Mariana no la ha tenido fácil: «Me he enfrentado mucho con la problemática de qué es lo que debo escribir si soy mujer latinoamericana. Desde mi postura, se espera que escriba sobre feminismo o sobre la experiencia de ser mujer. Por ser mujer latinoamericana no puedo escribir de otra cosa…o, de lo contrario, mi trabajo no tiene fuerza. Es algo por lo que lucho mucho. Es importante que las escritoras publiquemos fantasía y tengamos visibilidad. Es un terreno dominado por el extranjero; necesitamos recuperar a nuestros lectores. Es muy importante que lo hagamos», asegura la escritora.

La mexicana recomienda voces femeninas latinoamericanas: Andrea Chapela, Ciencia Ficción; Claudia Ramírez Lomelí, Fantasía; Andrea Saga, Ciencia Ficción. «Estamos acostumbrados a recomendar a las de siempre. Ya sabes, Amparo Dávila (ríe). Es hora de cambiar el diálogo hacia escritoras no tan conocidas».  

Al preguntarle quiénes fueron los escritores que la influenciaron, Mariana responde que no fueron precisamente ellos los que la llevaron por el camino de la literatura, sino los iconógrafos alquimistas del siglo XIV y XV, así como posteriores; el matemático y cartógrafo alemán Andreas Cellarius y la pintora surrealista Leonora Carrington (la aclamada artista inglesa nacionalizada mexicana) son dos de sus grandes referentes. William Blake es también de sus favoritos. Sin duda, una peculiar selección. 

Tanto fue su fascinación por la iconografía y el arte visual, que, tiempo después, su imaginación daría indicios de vida propia. Evidencia de ello: su obra como artista visual. Su serie Vmbra (2014), expuesta en la Galería Yambak, en Aguascalientes, está llena de escenarios, personajes y magia que, posteriormente, cobrarían vida en su novela.

Su trayectoria en el arte la ha convertido en una artista integral que se involucra en todo el proceso: desde la escritura y corrección de estilo hasta el diseño de sus portadas y artes interiores en sus libros. Sí, Mariana es la creadora de la simbología en sus portadas. Es difícil imaginar el sentimiento de saber que el resultado final de tu obra es totalmente . Por suerte, Mariana nos lo explica: Es horrible (dice entre risas). Es mucha presión. No solo van a juzgar el libro que escribí, sino la portada que hice. Diseño, ilustraciones interiores… es una presión doble. Una vez que termino un manuscrito no me puedo cruzar de brazos, tengo que trabajar en la imagen gráfica. Entonces, es un trabajo muy pesado. Siento que nadie podría representar mi trabajo mejor que yo, me gusta mucho pero sí es difícil. 

El panorama para las mujeres escritoras latinoamericanas es prometedor, aunque todavía hay mucho trabajo por hacer. Estigmas, discriminación y exceptismo interfieren en la visibildad que le damos a nuestras escritoras. Sin embargo, el futuro es radiante y prometedor si cambiamos la manera en que consumimos literatura. Se basa en nuestra capacidad para dar vuelta a la moneda; ver la luz tras la adversidad y la niebla. O como Mariana conjura al inicio de su nueva novela:

Que siempre encontremos el sol después de la lluvia.

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